Enfermedades Renales, ERC, Diálisis 

  • Nuestros riñones

    Los riñones realizan varias funciones, y su salud y correcto funcionamiento son necesarios no sólo para nuestro bienestar, sino también para la vida.

    Su función principal, pero no única, es eliminar los productos de desecho de la sangre y mantener el equilibrio de electrolitos y agua. Los riñones controlan la presión arterial, ayudan a la calcificación de nuestros huesos y también producen eritropoyetina, que estimula la formación de glóbulos rojos, que a su vez son los encargados de transportar el oxígeno en la sangre. ¡Su deficiencia puede provocar anemia!

    Desafortunadamente, la función renal puede deteriorarse por varias razones, ya sea de forma temporal o permanente. Muchas veces no presenta síntomas, hasta el estadio avanzado de la enfermedad.

    El curso de la enfermedad renal puede ser diferente entre diferentes pacientes. Algunas personas también pueden tener comorbilidades. Existen numerosos factores de riesgo y patologías que contribuyen al desarrollo de la enfermedad renal.

  • Insuficiencia renal

    La enfermedad renal crónica (ERC) es un daño renal permanente que puede desarrollarse con el tiempo y eventualmente provocar insuficiencia renal. ¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad renal crónica?

    Lamentablemente, con frecuencia las enfermedades renales se desarrollan sin mostrar síntomas o los síntomas son tan vagos que no generan preocupaciones específicas: fatiga, pérdida de apetito, aumento de la sed. Por ello, la prevención, los exámenes regulares y un estilo de vida saludable son sumamente importantes.

    En el caso de insuficiencia renal terminal (definida como una reducción de la función renal al 15 % o menos), no se producirá orina en absoluto (o mucho menos) y los productos de desecho no serán eliminados del cuerpo. Estos desechos y agua dañinos se acumulan en la sangre (uremia).

    Los siguientes síntomas pueden manifestarse:

    • edema de pies o manos, decoloración cutánea;
    • disnea - dificultades respiratorias;
    • hipertensión;
    • fatiga extremaná
    • nauseas y falta de apetito;
    • anemia grave;
    • náuseas y vómitos;
    • comezón localizada y generalizada;
    •  insomnio;
    • la producción de orina aumenta y puede requerir levantarse durante la noche para orinar; solo en etapas avanzadas de la insuficiencia renal aguda se puede observar una disminución en la producción de orina.

    En situaciones de pérdida total de la función renal, se requiere terapia de reemplazo renal para restablecerla. La diálisis es el tratamiento especializado indicado en estos casos, la única alternativa a la diálisis es un trasplante.

    La uremia sin tratar conlleva graves consecuencias para la salud y la vida del paciente, como convulsiones y coma, que pueden resultar fatales.

    La prevalencia de la enfermedad renal crónica está en aumento a nivel mundial: alrededor del 5 al 10 % de los adultos sufren de diferentes tipos de afecciones renales que pueden desencadenar insuficiencia renal. El 95 % de los afectados desconocen su condición.

    Según estadísticas recientes, a nivel mundial, más de 2.500.000 pacientes se someten a diálisis debido a la insuficiencia renal crónica.

  • Causas y factores de riesgo

    Existen numerosas causas de insuficiencia renal. La disminución de la función renal puede ser el resultado habitual de una amplia gama de enfermedades que afectan a los riñones directa (por ejemplo, glomerulonefritis, riñones poliquísticos, infecciones renales recurrentes, etc.) o indirectamente. 

    Los dos factores indirectos más frecuentes son la diabetes y la hipertensión.

    La diabetes, la hipertensión, los antecedentes familiares de enfermedad renal, la obesidad, un IMC elevado y tener 40 años o más son factores de riesgo significativos para la enfermedad renal.

    Diabetes

    La diabetes puede impactar significativamente la salud renal. A pesar de los avances en los tratamientos para la diabetes, esta enfermedad puede desencadenar insuficiencia renal. Si no se gestiona adecuadamente, la diabetes eleva los niveles de glucosa en la sangre, provocando daños en los vasos sanguíneos renales y reduciendo su eficacia.

    Hipertensión

    Es la segunda causa más común de insuficiencia renal. La presión arterial alta puede dañar la filtración en los glomérulos del riñón, creando una disfunción renal grave. Recuerde, la presión arterial alta también puede ser un síntoma de una enfermedad renal en curso.

    Nefritis / glomerulonefritis

    Otra causa común es la inflamación de los riñones, con mayor frecuencia de los glomérulos. Este proceso patológico resulta en una reducción del volumen de orina, la presencia de sangre y proteínas en la orina, y la aparición de edema periférico localizado en párpados, manos y pies.

    Varias enfermedades también pueden causar insuficiencia renal, como aquellas de origen genético o autoinmune, consulte: ENFERMEDADES RENALES.

  • Afecciones renales

    Además de la nefropatía diabética o la nefropatía hipertensiva, diversas patologías, como las de origen genético o autoinmune, también pueden provocar insuficiencia renal.

    • La enfermedad renal poliquística es una afección hereditaria que causa la formación de quistes en los riñones, disminuyendo su capacidad de filtración y obstruyendo el flujo de orina. Aunque no tiene cura, existen tratamientos que pueden retrasar la progresión clínica de la enfermedad.
    • La nefritis por LES es una enfermedad autoinmune que provoca daños en todo el cuerpo, incluidos los riñones. Aunque la causa exacta de la nefritis lúpica aún se desconoce y no se puede curar, existen tratamientos específicos que pueden reducir los síntomas.
    • Causas desconocidas: aproximadamente el 20 % de los pacientes en diálisis no pueden identificar la causa de su insuficiencia renal. Además, es común que el tratamiento comience cuando la enfermedad ya está en una etapa avanzada, lo que dificulta aún más determinar la causa del daño renal.
  • Prevención, diagnóstico y tratamiento

    Cómo se puede diagnosticar la insuficiencia renal crónica?

    Algunas pruebas son esenciales: el análisis de orina con proteinuria, nitrógeno ureico y creatinina permite establecer un diagnóstico inicial. El médico puede ampliar la evaluación con otros exámenes (como un hemograma para detectar anemia, niveles de glucosa en sangre para verificar resistencia a la insulina o electrolitos como sodio, potasio, calcio y fósforo para identificar posibles alteraciones).

    Es fundamental tener un nefrólogo que investigará la causa de la enfermedad mediante una ecografía renal y vesical, así como otras pruebas instrumentales y de química sanguínea, como la gasometría para evaluar la acidosis metabólica, y que supervisará su progreso a lo largo del tiempo recetando terapias preventivas y correctivas apropiadas.

    Varios estudios han demostrado que los pacientes que son atendidos por un nefrólogo desde las primeras etapas de la insuficiencia renal crónica no ingresan ni posponen la diálisis, y en cualquier caso mejoran su calidad de vida y sus condiciones generales, alargando la esperanza de vida.

    ¿Es posible prevenir la enfermedad renal crónica?

    La enfermedad renal crónica no siempre es prevenible; no obstante, hay medidas que pueden contrarrestar la progresión y, por ende, frenar la evolución. Todo esto puede contribuir a prevenir la enfermedad renal o a detener su avance.

    Es crucial que las personas con diagnóstico de disfunción renal sigan las recomendaciones de salud estándar. Aquellos sin problemas renales también deben adherirse a estas pautas para prevenir daños en los riñones:

    • Realice chequeos básicos regularmente: análisis de sangre simples (recuento sanguíneo y nivel de azúcar en sangre) y análisis de orina, para monitorear la salud de los riñones y prevenir enfermedades renales. Los controles regulares de los riñones son esenciales en caso de diabetes o hipertensión.
    • Mantenga tu presión arterial bajo control midiendo regularmente y siguiendo siempre su tratamiento y las instrucciones de su médico.
    • Realice actividad física de forma constante y procure mantener un peso corporal adecuado; un índice de masa corporal (IMC) elevado también constituye uno de los factores de riesgo. Si lleva un estilo de vida sedentario, es momento de modificarlo. Tenga en cuenta que no es imprescindible practicar deportes extremos para lograr un cambio significativo; las caminatas habituales son suficientes.
    • Revise tu alimentación: evite los alimentos con alto contenido de sal y conservantes, y mantenga una dieta equilibrada. Evite el consumo de estimulantes como el alcohol y los cigarrillos, y limite la ingesta de café. Las comidas rápidas, los platos precocinados y las bebidas azucaradas también pueden afectar la salud de sus riñones. Por lo tanto, es recomendable seguir una dieta equilibrada, evitar los excesos calóricos y rechazar las dietas milagro. Siempre es aconsejable consultar a un especialista. Si padece diabetes, es fundamental controlar sus niveles de azúcar en sangre, ya que la diabetes es la principal causa de enfermedad renal. Evite los picos de glucosa y siga las recomendaciones de su endocrinólogo. 
    • Tenga precaución con los medicamentos, analgésicos y suplementos que consume: no tome medicamentos en contra de las recomendaciones de su médico, evite el abuso de los mismos y los medicamentos nefrotóxicos.
    • Elimina los malos hábitos: ¿fumas? ¿Ignoras las infecciones? ¿Postergas ir al baño? Si respondiste SÍ a estas preguntas, entonces estás descuidando la salud de tus riñones.
  • Diálisis y calidad de vida en IRC

    Cuál es el momento adecuado para comenzar la diálisis?

    Si la enfermedad renal avanza al punto en que los riñones no pueden cumplir sus funciones, lo que resulta en la acumulación de toxinas y agua en el cuerpo, poniendo en riesgo la salud y la vida del paciente, se requiere un tratamiento de diálisis que posibilite:

    • eliminar toxinas y exceso de líquidos para evitar su acumulación en el cuerpo;
    • mantener el equilibrio de ciertas sustancias en la sangre (potasio y bicarbonato).

    En la enfermedad renal crónica, los riñones no se curan, pero la enfermedad renal crónica es tratable.

    Hay tres categorías fundamentales de tratamientos disponibles, dependiendo de la constitución física del paciente y las enfermedades existentes:

    • peritoneo diálisis;
    • hemodiálisis;;
    • trasplante renal.

    El paciente con insuficiencia renal crónica deberá someterse a diálisis de forma permanente, siendo el trasplante renal la única opción de terapia sustitutiva. La diálisis requiere ser realizada de manera regular, generalmente entre 2 y 3 veces por semana.

    ¿Cuál es el funcionamiento de la hemodiálisis?

    En la hemodiálisis, se emplea un riñón artificial, una máquina moderna que, en vez de un riñón sano, filtra la sangre para eliminar sustancias tóxicas y el exceso de líquido. Se necesita un acceso vascular, que puede ser una fístula arteriovenosa o un catéter venoso central, para llevar la sangre al riñón artificial.

    ¿Es dolorosa la hemodiálisis?

    Es un tratamiento indoloro que posibilita la lectura de un libro, ver televisión, conversar y comer simultáneamente. Puede experimentar una leve molestia al insertar las agujas al utilizar la fístula AV, pero por lo general no surgen otras complicaciones.

    La diálisis suele mejorar su estado, ya que aborda y corrige varios cambios asociados con la insuficiencia renal. Algunos pacientes también reciben terapia intradialítica o terapia domiciliaria, por ejemplo, para tratar la anemia, frecuentemente vinculada a la insuficiencia renal crónica. Tanto usted como su familia requerirán un período de adaptación a los ciclos de la diálisis.

    ¿De qué manera afecta la vida del paciente? Por ejemplo, ¿cómo influye en la nutrición?

    La cantidad de alimentos que se pueden consumir varía según las necesidades individuales de cada paciente, pero en términos generales, se recomienda una ingesta moderada sin excederse en alimentos ricos en potasio (como patatas, frutas y verduras) y fósforo.

    Tu médico te proporcionará todas las recomendaciones pertinentes.

    Si deseas viajar o disfrutar de tus vacaciones al aire libre, siempre puedes hacerlo, ya que el tratamiento de diálisis está estandarizado. Sin embargo, es fundamental planificar las sesiones con anticipación y tomar precauciones para el viaje.

    Es aconsejable también realizar caminatas y evitar el sedentarismo.

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